Habitualmente repetimos algunos patrones o conductas como si de un ritual sagrado se tratara. Acciones como lavarse las manos o los dientes, que forman parte de una rutina de higiene normal y saludable, pueden convertirse en auténticos signos de Toc. Mantener el orden de una estantería, mesa o los cojines del sofá, algo por igual, normal en la mayoría de los casos, puede suponer una gran angustia y desasosiego para algunos cuando se cambia de lugar un elemento.
Las costumbres y rutinas son saludables, aconsejables y a veces, difíciles de adquirir. Sin embargo, existe una pequeña línea que separa lo saludable de lo patológico. Averiguar si nos enfrentamos a un problema real o simplemente, somos así de ordenados, es algo que solo puede hacerse con ayuda de un profesional de la psiquiatría como el Dr. José A. Hernández Hernández. Ante la sospecha de padecer un trastorno obsesivo compulsivo, la mejor opción es buscar ayuda y salir de dudas.
Para nuestra tranquilidad debemos decir que no toda conducta repetitiva es parte de un Toc. Ni siquiera el hecho de tener varias conductas de este tipo indica nada. Determinar que estamos ante una patología psiquiátrica conlleva una serie de síntomas que van más allá de ser excesivamente ordenado o limpio. No en vano, lavarse las manos de forma compulsiva suele constituir uno de los síntomas de alarma frente a este trastorno, aunque no por lavarse las manos más de lo normal, estamos sufriendo un trastorno. Por eso en este artículo vamos a tratar alguno de esos aspectos que implican los trastornos obsesivos compulsivos. Aunque ante la duda, lo mejor es siempre buscar ayuda profesional y averiguar si estamos ante un verdadero trastorno o simplemente, poseemos rasgos.
Las enfermedades mentales cada vez son más consideradas por lo que no hay que estigmatizarse ante un posible padecimiento de alguna de ellas. En el caso del trastorno obsesivo compulsivo, los tratamientos y el apoyo psicológico son bastante eficaces y el manejo de la enfermedad bastante favorable. Aunque como en todo, hay grados.
De la obsesión al trastorno
El origen del Toc no es otro que las obsesiones traducidas en pensamientos, ideas, impulsos o imágenes reiterativas y persistentes en nuestra mente. Estos pensamientos, ideas, impulsos o imágenes son vividas en algunos cosos como intrusivas e inapropiadas, causando malestar, ansiedad y angustia. La persona que padece las obsesiones, procura ignorar o suprimir esos pensamientos o impulsos, generalmente, valiéndose de otros pensamientos o acciones, estas últimas, denominadas compulsiones. Este mecanismo de obsesión-compulsión, es la base que precede al Trastorno obsesivo compulsivo.
Como señalábamos anteriormente, debemos diferenciar entre los meros rasgos obsesivos compulsivos y los verdaderos síntomas. Existen infinidad de estudios que indican que casi todas las personas, tenemos o desarrollamos uno o dos rituales que forma parte de nuestro día a día y repetimos con cierta continuidad. La cuestión es si se trata de rituales deseados o no. Tanto el grado como la intensidad y la frecuencia con la que se producen pensamientos y acciones como la ansiedad que generan en la persona, por no ser deseados pero si inevitables, determina si nos encontramos ante un Toc o solo ante un rasgo normal de la conducta.
Dentro del trastorno obsesivo compulsivo, las obsesiones se convierten en problema cuando interfieren en la vida cotidiana de la persona obstaculizando las rutinas normales, el trabajo, las actividades sociales o familiares o cualquier circunstancia en la que se encuentre. Esto es así debido a que distraen y no permiten concentrarse en el objetivo personal y profesional como es debido. Las obsesiones que con mayor frecuencia producen el Toc son el propio Toc, el perfeccionismo, la obsesión por la comida, por el sexo o por el juego.
En el caso particular del Toc, este se manifiesta, como adelantamos párrafos atrás, por la presencia de obsesiones que no son otra cosa que pensamientos, impulsos o imágenes que no se quieren tener y suelen ser considerados como irracionales o exagerados. La persona que padece la obsesión, intenta neutralizarla mediante las denominadas compulsiones. Como ejemplo, podemos tener dudas (obsesión) sobre si hemos cerrado la puerta de casa cuando estamos en una tienda de compras con nuestra amiga y nos sentimos obligados a volver (compulsión) aunque nuestra amiga insista en que ha visto como la cerrabas.
La compulsión conlleva en la persona un malestar general, el deterioro de la vida cotidiana o la pérdida de tiempo, puesto los comportamientos que genera el Toc (como lavarse las manos, ordenar objetos, comprobar las cosas de manera reiterada, etc.), o los pensamientos (como rezar, contar, repetir palabras, etc.) recurrentes cuya finalidad es aliviar el malestar, requieren mucho tiempo. Esto interfiere irremediablemente en la vida cotidiana, el trabajo, las actividades sociales o las relaciones personales.
Algunos de los signos que pueden indicar síntomas de Toc son los siguientes:
- Pasar mucho tiempo a solas sin razón.
- Hacer lo mismo una y otra vez (conducta repetitiva).
- Hacer preguntas constantes para calmar la necesidad de reafirmación.
- Dedicar demasiado tiempo a tareas sencillas.
- Retrasarse siempre.
- Sentir una preocupación excesiva por detalles sin importancia o insignificantes.
- Reaccionar de forma extrema ante cosas que no tienen importancia.
- Incapacidad para dormir bien.
- Acostarse tarde terminando las tareas.
- Realizar cambios importantes en los hábitos de alimentación.
- Ver la vida como una continua lucha.
- Mostrar conductas evitativas.
Niveles de obsesión y su gravedad variable
Evidentemente, la gravedad del trastorno puede ser variable y empezar siendo leve en la adolescencia y progresivamente, hacerse más gravosos para la persona. El Toc suele aparecer en la adolescencia o juventud, aunque puede comenzar en la infancia. Los síntomas suelen aparecer progresivamente y variar a lo largo de toda la vida, así como los tipos de obsesiones y compulsiones que la persona experimenta. También es posible que los síntomas empeoren ante situaciones de estrés. Se trata de un trastorno de por vida que puede variar de la sintomatología leve a moderada o revestir una gravedad que, prolongada en el tiempo se convierta en incapacitante.
Existe una diferencia entre ser perfeccionistas y tener un trastorno obsesivo compulsivo. Los pensamientos en este último caso, no son meras preocupaciones excesivas por problemas reales que sufren en su vida o el placer de la limpieza y el orden. Cuando las obsesiones y compulsiones afectan a la calidad de vida, es prudente consultar con un profesional.
Sobre las causas que originan el trastorno obsesivo compulsivo, existen teorías pero se desconocen las razones reales que hacen que las personas desarrollen esta enfermedad mental. Entre las principales teorías se encuentran los factores biológicos que convienen que el Toc puede ser el resultado de un cambio en la química natural del cuerpo o las funciones cerebrales. Otro factor que puede ser relevante es la genética aunque no se han identificado los genes específicos que lo provocan. Por otro lado el aprendizaje puede ser un factor influyente y permitir que los miedos obsesivos y comportamientos compulsivos se aprendan de la observación.
En cualquier caso, se trata de suposiciones con mayor o menor peso, pero que si pueden influir en el desarrollo del Toc. De igual modo, existen algunos factores de riesgo que pueden aumentar el riesgo de desarrollar o desencadenar el trastorno. Entre ellos podemos señalar los siguientes:
- Los antecedentes familiares y el hecho de que los padres u otros miembros de la familia padezcan un Toc puede aumentar el riesgo de desarrollarlo.
- Ciertos acontecimientos estresantes o traumáticos en la vida de la persona. En este caso, la reacción ante la situación puede desencadenar los pensamientos intrusivos, los rituales y el sufrimiento emocional tan característicos del trastorno obsesivo compulsivo.
- Otros trastornos mentales con los que el trastorno obsesivo compulsivo puede estar relacionado como la ansiedad, la depresión, el abuso de sustancias, etc.
Diagnosticar un trastorno obsesivo compulsivo no es sencillo. Los síntomas que produce pueden ser similares a los que padece una persona con trastorno de la personalidad obsesivo compulsiva, los trastornos de la ansiedad, la depresión, la esquizofrenia u otros trastornos mentales. Además de ser posible la comorbilidad entre este y otro trastorno.
Padecer un Toc implica padecer una enfermedad de por vida. Los tratamientos no dan como resultado la cura de la patología pero si pueden ayudar a controlar los síntomas de manera que estos, no dominen la vida del paciente. En función de la gravedad que presente la persona que padece el Toc, algunas personas pueden beneficiarse de tratamientos a largo plazo, continuos o intensivos. Los dos tratamientos principales que se establecen para tratar el trastorno obsesivo compulsivo son la psicoterapia y los medicamentos, siendo la combinación de ambos lo que mejores resultados ofrece.
Dentro de la psicoterapia el tratamiento que ha demostrado mayor eficacia es la terapia cognitivo conductual que implica la exposición a un objeto temido o la obsesión que define el trastorno, como puede ser la suciedad y enseñar maneras de resistirse ante el impulso de llevar a cabo el ritual compulsivo correspondiente. Desde la parte médica la farmacología ofrece diferentes medicamentos que suelen formar parte del grupo de los antidepresivos.
Como conclusión, señalar que padecer un Toc o cualquier otro tipo de trastorno mental, puede no tener cura pero si se puede aprender a vivir con ello gracias a los profesionales de la salud mental que trabajan continuamente para mejorar los síntomas de sus pacientes.