Las chimeneas son la forma más elegante de calentar una casa.

Chimenea de gas

A pesar del paso del tiempo, las chimeneas continúan siendo una de las formas preferidas por la mayoría de la población para calentarnos en invierno. La mayor parte de los ciudadanos, que vivimos en las ciudades, ni siquiera nos las planteamos, puesto que pensamos que nuestro piso no reúne las condiciones para instalarla. Como veremos en este artículo, hay chimeneas que no necesitan salida de humos. Desde luego, si nos dan a elegir entre nuestros radiadores y una chimenea en el salón, la mayoría nos quedamos con la segunda opción. Las chimeneas siguen estando de actualidad.

La chimenea es un punto de reunión. La familia, los amigos, sentados alrededor del fuego. Así hemos vivido los seres humanos durante muchos siglos. Es curioso, aunque ahora se instale una chimenea eléctrica en un salón, con un fuego simulado por una imagen, todos tendemos a colocar la chimenea como el centro neurálgico de la estancia.

El fuego vivo ejerce un efecto hipnótico sobre nosotros. Nos quedamos embobados mirando cómo crecen y se repliegan las llamas como si estuvieran librando una batalla. Al mismo tiempo nos sentimos seguros, protegidos. Es la conexión con nuestros orígenes. Tal vez el mayor descubrimiento de la humanidad. Al menos, el primero más relevante. Cuando el hombre aprendió a dominar el fuego.

Una chimenea continúa aportando glamur y distinción a la estancia en la que se coloca. Nos da esa sensación de intimidad y de recogimiento. Forma hogar. Puesto que el hogar es el fuego que nos calienta en invierno.

Sea como sea, no hemos querido o no hemos sabido superar la era de las chimeneas. Y ahora los fabricantes producen chimeneas adaptadas a los nuevos tiempos.

Chimeneas eléctricas.

Dicen los distribuidores de Ambifuego, una empresa de Alicante que lleva más de 30 años fabricando y vendiendo chimeneas, que las chimeneas eléctricas son con diferencia las más vendidas en la actualidad.

Y es que estas chimeneas, con una amplia variedad de diseños, no son más que un calefactor eléctrico con un simulador que imita el fuego. Eso sí, con un gran realismo, dentro de una cámara acristalada.

Son chimeneas fáciles de instalar, tan solo necesitas un enchufe cerca y un lugar donde colocarla, y no requieren salida de humos. Allá donde no se puede poner una chimenea tradicional, puedes colocar una de estas chimeneas. Ni siquiera necesitas pedirles permiso a los vecinos.

Son, por otro lado, unas chimeneas que apenas requieren mantenimiento. Si acaso la limpieza, como cualquier elemento decorativo de la casa. Las chimeneas más modernas se accionan con mando a distancia y por su amplia variedad de diseños, se adaptan a cualquier estilo decorativo.

Tenemos chimeneas clásicas inglesas. Con un marco de madera formado por dos columnas y un friso para encuadrarlas. Chimeneas empotradas, que se insertan dentro de la pared. Conjuntos de pared o de suelo, que de una manera moderna y actual se integran en la decoración de la habitación creando un punto focal. Chimeneas panorámicas, con una elegante estética, que permite contemplar el fugo desde varios ángulos.

No son pocos los interioristas que han apostado por este elemento para dar personalidad a cualquier proyecto decorativo, partiendo de la simplicidad que implica su instalación.

Chimeneas a gas.

Las chimeneas a gas son otras de las opciones modernas y actuales. En este caso sí necesitas salida de humo, pero en la mayoría de los modelos se trata de una salida estanca, no muy diferente a la que tendría cualquier caldera de gas natural.

Estas chimeneas sí producen fuego real, no es un fuego simulado como en las chimeneas eléctricas. La casa se calienta con el calor de la fogata. El fuego se alimenta con los quemadores de gas, y no con leña, como las chimeneas tradicionales, lo que hace que sean mucho más limpias.

En las chimeneas de gas, el fuego está protegido por una cámara acristalada, por lo que no existe peligro de que se propague por la casa. Esa protección nos permite, incluso, colocarlas en exteriores, en terrazas y jardines, para crear un efecto estético.

En lo que se refiere a los diseños, son bastante parecidos a los de las chimeneas eléctricas. Tienes chimeneas empotrables, chimeneas panorámicas e incluso tienes la posibilidad de insertar una chimenea de gas en una chimenea antigua, por ejemplo de piedra, aprovechando la instalación original.

Estas chimeneas también se pueden colocar en exteriores o con efectos decorativos. Algunos restaurantes utilizan quemadores a gas en los comedores o zonas comunes para crear ambientes acogedores.

Normas para colocar una chimenea.

Ahora sí que nos vamos a detener en las clásicas chimeneas de leña. Ya que en casas unifamiliares y en entornos rurales sigue siendo una de las alternativas preferidas para calentarse en invierno.

La normativa exige que toda casa con este tipo de instalación cuente con una salida de humos que se abra al exterior y sobresalga, como mínimo, un metro por encima del tejado. Esta medida busca garantizar una correcta evacuación del humo y, al mismo tiempo, evitar molestias o riesgos para los vecinos.

Tal como explica el blog de Mapfre, disponer de una salida de humos no solo es una obligación legal, sino también una necesidad práctica. Por un lado, permite expulsar al exterior los gases producidos por la combustión, y por otro, proporciona ventilación natural a la estancia donde se encuentra la chimenea, mejorando la calidad del aire interior.

El conducto de salida debe discurrir por el interior de la vivienda, de manera que no resulte visible desde la fachada. En caso de que el edificio cuente con más de una chimenea, cada una debe disponer de su propio conducto independiente, sin conexiones entre sí.

Antes de proceder con una instalación nueva, es obligatorio informar al ayuntamiento correspondiente, que proporcionará las directrices técnicas necesarias para que el proyecto cumpla con la ordenación urbanística local.

La salida de humos debe colocarse en posición vertical, formando un ángulo de 90 grados respecto al tejado, y no superar los 2,5 metros de altura. Si existen viviendas cercanas, la chimenea debe sobresalir un metro por encima de sus tejados cuando estos no superen los diez metros de altura. En caso de edificios de entre diez y veinte metros, la salida debe situarse siempre a una altura superior.

La parte final del conducto debe encontrarse a más de 2,20 metros del suelo público, separada al menos 40 centímetros de ventanas u otras aberturas de ventilación, y 60 centímetros de otras conducciones de gases. Si frente a la chimenea hay una pared con ventanas, la distancia mínima debe ser de tres metros, para evitar que el humo o los olores entren en el interior de las viviendas cercanas.

La chimenea calienta.

Instalar una chimenea en el salón de una casa no es solo porque queda bonita, sino porque efectivamente nos va a calentar. Va a cumplir la función para la que ha sido instalada.

Aunque las chimeneas modernas destacan por su diseño decorativo y su capacidad para integrarse en cualquier estilo de vivienda, no hay que olvidar que también son sistemas de calefacción funcionales y eficientes. Las chimeneas eléctricas actuales incorporan resistencias de alta eficiencia y sistemas de ventilación que permiten distribuir el calor de forma homogénea. Suelen ofrecer potencias de entre 1.000 y 2.000 vatios, suficientes para caldear estancias de hasta 25 metros cuadrados, con la ventaja de poder regular la temperatura mediante termostato, con un funcionamiento inmediato.

Por su parte, las chimeneas de gas combinan estética y potencia. Gracias a los quemadores de gas natural, pueden alcanzar rendimientos del 70 al 90 %, comparables a los de una estufa moderna. Disponen de sistemas de seguridad automáticos y reguladores que permiten adaptar la llama y el consumo. Además, generan un calor envolvente y constante, similar al de una chimenea tradicional, pero sin necesidad de leña ni limpieza de residuos.

Nuevos combustibles.

Otros de los aspectos a destacar en las chimeneas modernas es el empleo de nuevos combustibles. Alineados con la preocupación por el cuidado del medioambiente imperante en el conjunto de la sociedad.

En este sentido, encontramos en el mercado chimeneas que funcionan con pélets. Pequeñas cápsulas cilíndricas y prensadas provenientes de residuos de la industria de la madera, del mueble o de la actividad agraria. Estos pélets se suelen colocar en discretos cajones situados en la base de la chimenea y al encenderse crean un efecto similar al de las chimeneas de gas. Por supuesto, en este caso debe haber un mantenimiento en cuanto a la recogida de cenizas del pélet quemado, la limpieza del cajón y su relleno con nuevo combustible.

Otro de los combustibles ecológicos que encontramos en estos sistemas de calefacción es el bioetanol. La  Asociación Española de Bioetanol nos cuenta que es un combustible renovable procedente de residuos agrarios y de cultivos sostenibles.

Se trata de un aceite que proviene de la fermentación de restos de poda de la caña de azúcar, de la remolacha o del maíz, con unas características similares al etanol, pero con mucho menos poder contaminante.

Las estufas de bioetanol funcionan igual que las de gas.

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